Frases que debes evitar dentro de tu empresa

Frases que debes evitar dentro de tu empresa

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Dentro del día a día laboral nos encontramos infinidad de ocasiones en las que debemos tratar con un compañero, con una jefa o con un subordinado. Es importante cuidar las conversaciones con los mismos ya que muchas veces dependemos de ellos y ciertas frases pueden comprometer dicha colaboración. Hoy trataremos esas frases que debes evitar dentro de tu empresa.

Ante una idea de un colega o un subordinado

En este tipo de situaciones es en la que más proliferan las expresiones desmotivadoras, ya que los jefes tienden a subestimar las propuestas de sus empleados por diferentes motivos, bien porque no les consideran con el nivel suficiente para hacerlo o bien porque pueden verse amenazados. Pero al final, tener un equipo desmotivado no sirve ni para el jefe, ni para el equipo, ni para la persona, ni para la empresa, por lo tanto trabaja este punto:

A evitar:

NO, NO, NO…. Centrarse siempre en lo que no se puede hacer es muy frustrante porque limita toda posibilidad de mejora. Si cada vez que proponemos algo por simple que sea recibimos un NO tendremos un gramo más des frustración. Mi frase preferida es la de “Siempre lo hemos hecho así”

“Eso es imposible. No va a funcionar”. “Siempre se ha hecho de este modo”. “Ya lo intentamos y no dio resultado”. “Eso es un disparate”.

PERO, PERO PERO… Cuando introducimos un ‘pero’ en una frase automáticamente, anulamos toda la afirmación anterior. Es decir, todo lo positivo que hemos dicho antes lo convertimos en negativo.

“Estoy de acuerdo contigo, pero…”. “Lo has hecho muy bien, pero…”.

La prepotencia. No lo sabes todo y de todo el mundo puedes aprender. Suele ocurrir que el jefe es el que más tiempo lleva en la empresa o más experiencia acumula en dicho sector pero eso no significa que empleados suyos puedan enseñarle cosas o mostrarle diferentes puntos de vista. La frase que más “me gusta 🤥” es “No te pago pensar”

“¿A mí me vas a enseñar cómo se hacen las cosas?”. “¡Si llevaras aquí el tiempo que yo llevo”! “Aquí se hace lo que yo digo!”. “No te pago para pensar”.

A utilizar:

CAMBIAR EL “PERO” POR UN “Y”. Hay que buscar conjunciones que refuercen la primera parte de la frase así que lo mejor es sustituir los ‘peros’ por ‘y’, ‘además’, ‘también’. Así evitamos posiciones defensivas: “Estoy de acuerdo contigo y creo que podríamos…”.

Y… ¿por qué no? Es preferible el ‘por qué no’ al ‘no se puede’. Formula preguntas que animen al interlocutor a aportar más ideas. “Lo intentamos en su momento, pero tal vez no se dieron las condiciones para ello. ¿Cómo crees que deberíamos comenzar”?

PRACTICA LA HUMILDAD. Puedes aprender mucho de los que empiezan o de los que llevan poco tiempo y es muy estimulante para tus colaboradores que lo reconozcas. A mi personalmente me encanta fomentar la variedad de opiniones y la “sangre fresca” que viene sin influencias de la empresa en la que estáis. “Me parece muy interesante tu aportación, nunca lo había visto desde esa óptica”.

Ante una queja o una petición de colaboración

Hay que ser muy cuidadosos con nuestras respuestas para no transmitir el mensaje de que el colaborador no es más que un número en la empresa. Las quejas especialmente debemos tratarlas con mucho cuidado.

A evitar:

Eludir responsabilidad y mostrar falta de interés y de implicación. Si tratas así a las personas transmites despersonalización y, de alguna manera, muestras desinterés por el problema ajeno o por el trabajo de la otra persona. Este punto me pone muy nervioso, ya que hay muchas personas que se escudan en el procedimiento para no ayudar al resto de personas. El procedimiento es para situaciones normales, pero situaciones especiales necesitan de medidas especiales. Si no pones “neuronas” al asunto te acabarán cambiando por un robot. Escucha el capítulo donde lo explicamos AQUI.

“Es el procedimiento”, “Esto no depende de mí”, “Es política de la compañía”.

Usar expresiones neutras y ambiguas. La falta de concreción transmite la impresión de que no queremos involucrarnos y reflejan muy poca intencionalidad. Con este tipo de expresiones “pasamos la pelota” a otra persona o la tiramos al aire para ver si alguien la coge, pero desde luego yo no.

“Hay que transmitirlo a los responsables”. “Haré lo posible, pero no te prometo nada”.

A utilizar:

Actitud proactiva, aceptar las sugerencias del otro e implementarlas ayudando en todo momento “Vamos a encontrar una solución”.

Establecer plazos y acciones concretas y precisas si no somos capaces de dar la solución. Debes focalizarte en el sí y empatizar con el otro a través de un lenguaje que transmita la impresión del ‘tú me importas’ y que realmente me voy a encargar de ayudarte. No es importante decir cuando solucionarás el tema sino que es importante decir qué harás y cuando esperas tener respuesta a eso “Lo consulto y mañana por la mañana te digo algo a ver si es posible resolverlo como tú propones”.

Censurar un comportamiento “echar la bronca”

En ocasiones hay que criticar una actitud, llamar la atención porque no se alcanzan objetivos, transmitir una reflexión, y como estrella el mítico “echar la bronca”…

A evitar:

Identificar el hecho con la persona. Hay que hacer foco en el hecho y no en la persona. Si nos centramos en el hecho que es realmente lo que queremos mejorar es muy probable que el interlocutor lo entienda mejor y ponga de su parte. Si lo igualamos a la persona seguramente se ponga a la defensiva.

Tomarlo como algo personal. Nunca te tomes el error como algo personal si no se practica el punto anterior y realmente te lo echan en cara. En la realidad, el tema no es con la persona. censuramos hechos y es por eso importante no tomárselo a personal y centrarse en mejorar el proceso.

Generalizar. Cuidado con los ‘todos’, ‘siempres’, ‘nuncas’, ‘nadies’: en formato acusación y con carácter negativo son absolutamente desmotivadores porque predisponen en contra al que lo recibe y son percibidos como injustas: “Siempre llegas tarde”, “Nadie ha entregado el informe” Lo que reflejan estas expresiones es que no somos capaces de reconocer los méritos de los demás o de otras ocasiones. En muchas empresas por no echar la bronca a un colaborador concreto, se reúne a todo el equipo y se transmite a todos el mensaje, con lo que el culpable no se da por aludido y el resto se desmotivan porque ellos realmente lo están haciendo bien.

Comparar. Hay que evitar las comparaciones con otros departamentos o con otros compañeros porque lo único que se consigue con ello es provocar la enemistad entre las partes. La competición es sana si la usamos de manera adecuada. En determinadas ocasiones comparar o promocionar la competición puede llevar a discusiones internas, ocultación de la información, etc… “Vas muy por detrás de tus compañeros”.

A utilizar:

Reconocimiento inicial. Empieza con un reconocimiento de los méritos, seguida de una identificación concreta del error y, si es posible, cuantificada o basada en un hecho concreto: “has vuelto a entregar tarde y van siete veces”.

Consensua la resolución. Es importante involucrar al otro en la resolución del problema o en la adopción de medidas para que no vuelva a producirse el error, pedirle compromiso y cerrar con un ofrecimiento de ayuda: “¿Qué crees que ha podido fallar en esta ocasión?”

Comunicar una decisión negativa en la empresa

Hablar con un colaborador sobre un problema personal (mal aseo personal, mal gusto al vestir, adicciones) que afecta a su trabajo puede suscitar situaciones desmotivadoras y es por ello que cuidar las frases es vital.

A evitar:

Mostrar frialdad y/o recurrir a terceras personas, porque a la crítica, que ya de por sí es dura, añades el hacer escarnio público ya que publicas que más gente lo sabe y además te escudas en ellos. “Me han dicho que tú…”.

Dar rodeos, porque nos resulta incómodo ir al grano. Dar rodeos muestra falta de seguridad por parte del comunicador y no ayuda al transmitir en estas ocasiones. Por ejemplo, ante un problema de mal aseo personal: “¿Qué te parece el tema de la higiene personal en la empresa?”.

A utilizar:

Debes ser firme, directo y respetuoso y NO JUZGAR. Siempre desde el yo y con asertividad. Has de tener la capacidad suficiente para plantearle la crítica desde el convencimiento de que es lo mejor para él y para la empresa. Has de transmitir el hecho real de forma directa y asertiva sin transmitir tu opinión ni hacer juicios de valor.

Tener mucha empatía. Piensa en si tú estuvieses en su lugar, cómo te gustaría que te planteasen la cuestión. No todo funciona exactamente como a tí te gusta pero verlo desde diferentes puntos de vista te puede ayudar a transmitirlo adecuadamente. Afróntalo con la máxima autenticidad y naturalidad porque nuestro lenguaje corporal es muy transparente y si el otro percibe una postura forzada, es probable que le resulte más ofensivo. “Lo que tengo que decirte es tremendamente incómodo para mí. Sólo pretendo ayudarte… Yo he notado que últimamente…. ¿Qué crees que se puede hacer?”.

Conclusiones

Como has podido observar hay muchas ocasiones en el día a día en las que nos podemos encontrar situaciones que sirven para desmotivar al equipo. Las personas vienen motivadas desde casa pero es muy sencillo desmotivarlas en el trabajo y es por ello que debemos revisar si hacemos alguno de estos puntos y trabajarlo para no volver a hacerlo.

Como en todos los posts y podcasts te recomiendo que pases a la acción. Revisar si haces alguno de los puntos que te he comentado o alguien de tu empresa los hace. En ese caso quizás debas transmitirle un “feedback” negativo y así puedes practicar el punto donde lo hemos tratado arriba.

Las relaciones humanas son muy complejas y hay muchos factores que afectan y debemos trabajarlos continuamente para ir mejorando, así te convertirás en un “TENDENCIER@” de matrícula de honor.

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